Qué es la huella ecológica y cómo reducirla – Senderismo responsable (I)

Ahora que se ha aplazado la campaña de Limpieza Mundial de Vamosahacerlo.org a abril de 2013, es un buen momento para plantear una reflexión sobre nuestras acciones en la naturaleza y nuestra huella ecológica en general.

La huella ecológica, para aquellos que lo desconozcan, es un indicador ambiental del impacto que ejerce una persona, comunidad humana, país, región o ciudad sobre su entorno. En el caso del senderismo y las distintas actividades que se realizan al aire libre, la huella ecológica se traduce principalmente en el rastro que dejamos a nuestro paso por entornos naturales.

La mitad de este problema se resuelve aplicando valores cívicos básicos como el respeto y la responsabilidad, pero lo más importante es dotar a la sociedad en general de los conocimientos que le permitan elegir la mejor forma de preparar y realizar actividades al aire libre, otorgando pautas de comportamiento.

Algunos datos sorprendentes pueden dar una idea del impacto de nuestras costumbres sobre el medio ambiente. Por ejemplo, un chicle tarda 5 años en degradarse, un mechero 100 y las pilas y los vasos desechable 1.000 años.

La mayoría de la gente respetuosa con el medio ambiente, en ocasiones, no es consciente de que muchos de sus comportamientos en espacios naturales implican un cierto impacto ambiental. Este artículo pretender dar unas pautas mínimas y generales sobre senderismo responsable para que los amantes de este deporte puedan seguirlas y difundirlas entre sus familiares y amigos e inicia una sección que ampliaremos en el futuro sobre consejos más detallados.

No dejar rastro

1.    Planifica con antelación la salida y prepárate

La planificación de las salidas a áreas silvestres es muy importante y debe tener en cuenta el tamaño del grupo, el lugar y el equipo, así como el agua y los alimentos que serán necesarios para todo el viaje. Asimismo, habrá que tener en cuenta las normas que rigen el sendero, si están permitidas las mascotas o si podemos hacer fuego o acampar. Y no hay que olvidar llevar un pequeño botiquín para emergencias.

2.    Viaja y acampa sobre superficies resistentes

Los sitios más visitados suelen contar con zonas específicas para acampar o, en su defecto, más frecuentadas. Siempre es mejor utilizar estas para no impactar sobre nuevas áreas menos frecuentadas. Es más, si vemos alguna zona nueva con rastros de haber sido utilizada recientemente, es mejor no utilizarla para evitar convertirla en área de acampada a largo plazo y dejar que el entorno se recupere.

Los mejores sitios para acampar se encuentran, no hay que hacerlos, y encontrarlos dependerá de que sea un lugar en el que nuestra estancia impacte lo menos posible y evite crear los conocidos como senderos sociales (creados por el grupo al transitar entre carpas, zonas de abastecimiento o servicios).

3.    Desecha los residuos de forma adecuada

El senderista responsable se debe llevar de vuelta toda la basura que haya generado durante su viaje por lo que, primero y principal, habrá que reducir la basura en origen, dejando en casa gran cantidad de basura potencial y reduciendo el volumen y el peso del equipo que se ha de cargar.

Lo más fácil es planificar el menú para los días de estancia o travesía y colocar los alimentos de forma que reduzcamos desechos, quitando las bolsas y envases y metiéndolo todo en envoltorios más grandes que volverán a casa.

Hay que tener en cuenta que los desperdicios orgánicos son ajenos al ecosistema de muchos de los lugares y pueden cambiar el comportamiento de los animales, ya que se pueden acostumbrar a los humanos y considerarnos fuente de alimento, con el peligro que eso conlleva en muchos casos. Por lo que habrá que llevarlos de vuelta también y evitar enterrarlos o quemarlos porque los animales escarban la tierra y los restos orgánicos no desaparecen por completo cuando se queman. Así, habrá que colar el agua con la que lavemos los platos para retirar los restos.

Pero, ¿qué hacemos con el agua? Pues si queremos acampar hay que alejarse de ríos, lagos y playas más de 60 metros, ya que el agua proveniente del aseo personal y la limpieza incorpora los desechos mucho más rápido al ecosistema que dispuestos en la tierra. Así, toda la limpieza se debe hacer a esa distancia y si se usa jabón habrá que procurar que sea biodegradable.

Y a esta misma distancia mínima (en este caso de agua, camino o campamento) habrá que plantearse, si fuera necesario, practicar la técnica del hoyo en caso de no disponer de letrinas o baños. Para esta técnica hay que excavar un poco en un lugar que esté preferentemente al sol y que cuente con materia orgánica alrededor (ramas, hojas, etc.). Y, sobre todo, que todo el grupo haga uso del mismo lugar y se lleve de regreso el papel higiénico y demás elementos de higiene personal, ya sea masculina o femenina. Para reducir los malos olores, podemos meter una aspirina en estas bolsas.

4.    Deja lo que encuentres

Todo lo que encontremos a nuestro paso debe quedar igual o mejor cuando nos vayamos: fauna, flora, rocas, cabañas, refugios, etc. El objetivo debe ser restaurar esa sensación de descubrimiento y soledad para los que vengan detrás. Los recursos culturales y naturales se deben quedar donde y como están y hay que evitar construir, destruir, deteriorar e incluso llevarse a casa cualquier cosa, ya sea una planta, una flor, animales o insectos y cualquier resto arqueológico.

5.    Reduce el impacto de las fogatas

Hoy en día las soluciones para cocinar que ofrecen las tiendas especializadas son muchas, además del camping-gas, pero es innegable que una fogata tiene un atractivo especial y si hace frío el atractivo se puede convertir en necesidad. Las consideraciones más importantes a la hora de encender una fogata son las siguientes:

  • El viento: las normas y las condiciones de cada lugar se deben de conocer antes de hacer una fogata y si están permitidas lo siguiente es tener en cuenta el viento. Si hay mucho deberíamos postergar la fogata o hacerla en un sitio bien protegido para evitar incendios forestales. Es mejor hacer un fuego pequeño, protegido, y mantenerlo encendido que llegar a tener un susto por una chispa.
  • La madera: la que hay que utilizar es la que está muerta y tirada en el suelo y es conveniente recogerla de una zona amplia, evitando dejar sin leña un área pequeña determinada. La mejor es la pequeña, las ramitas, pero es importante recordar que no se deben arrancar ramas de árboles y arbustos.
  • Sólo lo necesario: la leña a romper debe ser sólo la que vayamos a utilizar y no más.
  • Apagar y retirar: es imprescindible apagar la fogata antes de irnos y asegurarnos de que no dejamos rastro de ella, por lo que la fogata se debe hacer lejos de las rocas y superficies con suelo orgánico. Así, debemos dejar quemar la leña y las cenizas hasta que estén blancas (hay que evitar dejar hollín).

6.    Respeta la fauna y su hábitat

Los animales siguen pautas naturales de comportamiento que el ser humano puede modificar sin darse cuenta, por lo que es muy importante respetarlas. Lo principal es respetar sus corredores naturales, mirar y no tocar ni dar de comer y ser silencioso en la medida de lo posible.

La consecuencia lógica de lo anterior es que se debe respetar el hábitat natural de estos animales, reduciendo nuestro impacto contaminante sobre el entorno, acampando lejos del acceso natural de la fauna a las fuentes de agua potable y controlando el comportamiento de nuestras mascotas si hacemos senderismo con perros.

7.    Respeta a los demás visitantes

El respeto al medio y a los demás es lo principal a la hora de realizar senderismo. Este deporte no persigue el conflicto ni el enfrentamiento, por lo que si respetamos a todos con nuestro comportamiento y el de nuestras mascotas, todo irá bien. Algunas cosas como radios y televisores portátiles pueden molestar a otros senderistas y otro foco de conflicto proviene de romper o estropear los cercados o las puertas a terrenos privados.

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