GR-291 Agua y roca: Del Ebro a los Obarenes

“Qué pasada de comarca, qué zona más bonita”, le digo a un paisano que me encuentro cuando atravieso el municipio burgalés de Bozoó. A lo que él me responde, señalando a la sierra que tenemos enfrente: “Porque no te metes por ahí dentro; esa zona es espectacular”. Y es que esta semana pasada hemos estado revisando el estado de conservación de este GR-291 Agua y roca, para actualizar la información disponible en la página web.

Al igual que en muchos de los senderos hemos tenido algún tipo de dificultad, ya sea para llegar, por su estado de conservación o para encontrar dónde hospedarnos. En esta ruta todo se encuentra en perfectas condiciones para que cualquiera que quisiera empezar con esto del senderismo de varias etapas, pueda hacerlo.

Para no romper la costumbre, fuimos a revisarlo con el tiempo justo. Así que, en vez de pasar revista durante tres o cuatro jornadas, lo hicimos en dos. Eso sí, prometimos al señor que nos recomendó entrar en la sierra de Bozoó, que volveríamos con más calma.
Por sencillez logística decidimos empezar el recorrido en Miranda de Ebro, que es una estación de tren donde, por ahora, se cruzan muchos de los trenes que vienen desde el Norte, el Este y el Centro peninsular. También cabía la posibilidad de comenzar en Pancorbo que también tiene estación, pero las frecuencias de la capital de la comarca son muy superiores a las de este pueblo. Y así lo hicimos, nos bajamos en Miranda y salimos al encuentro de este GR, que se encuentra como a un par de kilómetros del casco urbano.
Tomamos ésta (nuestra) primera etapa en Orón y entre verdes campos de cultivo, puesto que el trigo está recién brotado, nos pusimos camino de Pancorbo, final de la primera jornada. Atravesamos pequeños pueblos que nos ofrecían algún elemento cultural relevante, lavaderos, ermitas, construcciones civiles, el monasterio de Santa Mª de Bujedo, etc. Pero nos quedaba el plato fuerte de la jornada, el desfiladero de Pancorbo. Paso de todas las culturas que venían desde el norte y querían acceder al centro de la Península. La única pega, para algunos capital, que al igual que antiguos reinos e imperios lo cruzaron, este punto es el más sencillo para pasar una autopista y una vía de tren. Bien que en varios tramos están tuneladas, pero ahí están y el zumbido es constante. A pesar de esto, entre los farallones rocosos, el río y la ermita medieval, el lugar es espectacular.

Una vez fuera del desfiladero ya sólo teníamos que seguir paralelos al río para acceder al municipio de Pancorbo. Localizar dónde íbamos a dormir dejar la mochila y visitarlo, pues no nos podíamos ir de allí sin conocer su variado patrimonio, empezando por el ayuntamiento.

Al día siguiente madrugamos bastante y de noche comenzamos la etapa, pues iba a ser larga y teníamos que llegar a coger el tren en Miranda. Nada más salir de Pancorbo teníamos que ganar cota, para poco a poco ir descendiendo y no volver a tener ningún repecho reseñable en todo el recorrido. Ha sido muy cómodo este sendero y como hemos informado en la web y las redes sociales, se puede hacer perfectamente en bici, sin ser un/una experta, ni tener una forma física destacable.
Pasado este ascenso, llegamos a un mirador desde donde se puede contemplar el desfiladero que recorrimos la jornada anterior y poco a poco ir descendiendo entre pinares robledales y hayedos hasta el arroyo de Llosa y la aldea de Encío.

Los siguientes kilómetros tal vez serían la parte más anodina del recorrido, porque se desarrolla, hasta pasado Ayuelas por campos de labor. También hay que destacar que las vistas de los pueblos con sus castillos y sus ermitas e iglesias, los campos recién brotados y la tormenta que envolvía los montes Obarenes a nuestra espalda, formaban una estampa espectacular.

Después de cruzar estos campos llegábamos a Santa Gadea del Cid, el municipio con más patrimonio cultural del recorrido. Sinceramente, no se le debe visitar a la velocidad que nosotros lo hicimos, requiere como mínimo dedicarle media jornada, ya que cuenta con importantes recursos culturales, como el castillo o la plaza soportalada de la Iglesia. A continuación, camino de Bozoó y descenso hacia el río Ebro.
Es en Puentelarrá donde el sendero se une al Camino Natural del Ebro GR-99, algunas veces por su orilla derecha y otras un poco más alejados, vamos descendiendo hasta Miranda. En la aldea de Suzana es donde encontramos el único pero a la señalización, porque se habían arreglado las pistas para acceder a los campos de cultivo y las balizas habían desaparecido.

Podríamos contar mucho más de este sendero, pues como nos han puesto en la sección de comentarios, tiene un poco de todo. Os hemos dicho que se puede hacer en bici, que se encuentra bien marcado, que casi todos los pueblos y aldeas disponen de alojamientos, incluso si nos acompañan familiares o amig@s que no quieran caminar, podemos dejarles disfrutando del patrimonio cultural de algún tramo y, en ese rato, recorrerlo nosotr@s. En definitiva, muy recomendable, además en cualquier estación del año.

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