Revisando el GR-244 Pueblos del Interior

Durante estos últimos días de enero estuvimos recorriendo el sendero de gran recorrido GR-244 Pueblos del Interior, que discurre por el interior de la provincia de Almería. Esta ruta tiene una longitud de unos 106 kilómetros y, dependiendo de a quién consultes, puede realizarse entre cuatro y diez jornadas sin ser un/a fuera de serie. Nosotros decidimos llevarlo a cabo en cuatro días. Aunque a lo mejor haberle destinado un par de jornadas más, nos hubiera permitido ir más relajados y poder visitar algún recurso turístico con los que cuenta el recorrido, con mayor calma.

Este camino por Almería puede dar inicio en el pueblo de Tabernas, el cual cuenta con una carretera nacional (N-340), característica que no suele ser normal. Esto en principio podría facilitarnos la manera de llegar al comienzo. La cuestión está en que, desde hace ya mucho tiempo, un poco más al sur se encuentra la autopista A-7, que además de quitarle tráfico a esta vía, también le elimina la posibilidad de disponer de buenas frecuencias para el transporte mediante autobús. Dicho esto, para acceder desde cualquier punto de la Península tenemos que bajar hasta Almería y luego, mediante algún autobús de servicio provincial, llegar al inicio de ruta. Si más concretamente vuestro origen es desde Levante, no os haría falta llegar a la capital, pero sí madrugar mucho y hacer algún trasbordo. ¿Qué hicimos nosotros? Ver qué ofrecía alguna plataforma de vehículo compartido. Y una vez encontrado un viaje, solicitamos a las conductoras de ida y de vuelta, si era posible en vez de utilizar la A-7, emplear la N-340. No tuvimos problemas tanto a la ida como a la vuelta para encontrar a alguien que aceptara ese cambio de ruta.
El caso es que llegamos a Tabernas pasado el medio día y nos pusimos camino de Lucainena de las Torres. Muy motivados, pues nos gustan mucho los paisajes de la provincia de Almería. Además, desde alguno de los consistorios por donde discurre este GR nos comentaron que la ruta nos iba a encantar. La cosa mejoraría, pero la primera en la frente. El sendero no entra en Tabernas, discurre por una rambla próxima a la localidad donde podemos encontrar todo tipo de restos, agua muy sucia y, para colmo, o nos inventamos un trazado alternativo por la localidad o esta rambla no permite el paso si no es por donde circula “esa” agua. Una vez fuera del lecho nuestro recorrido pasó a ser por pista entre campos de secano y principalmente instalaciones fotovoltaicas. Casi de noche llegábamos a Lucainena, uno de los pueblos más bonitos de España, según rezaba un cartel a la entrada.

Al día siguiente nuestro destino sería Uleila del Campo. La etapa iba a ser la más corta de los 4 días, en un principio no queríamos que hubiera sido así, pero el alojamiento que nos permitía hacer más parejos los kilómetros de las cuatro jornadas no estaba abierto precisamente ese día, por lo tanto tuvimos que acortar esta etapa y alargar más de lo deseado la tercera. Poco que destacar del paisaje, fincas de olivos y alguna rambla también con bastante suciedad.

En este tramo también pudimos comprobar cómo hay determinados agricultores a los que parece molestarles que los senderistas discurran por sus fincas, eliminando balizas o tachando marcas. Hay que recordar que los senderos discurren por caminos públicos y si es por vías particulares se ejecutan si existe autorización de los propietarios.

El tercer día iba a ser el más duro, pero probablemente también sería la etapa más atractiva, ya que ascendíamos a la parte oriental de la sierra de los Filabres y obviamente el paisaje ya no iba a ser tan seco. Nada más empezar encontramos un potente ascenso de unos 700 metros de desnivel en poco más de dos kilómetros. A continuación iríamos descendiendo y ascendiendo de ramblas a montes y de montes a ramblas entre los pequeños pueblos de la comarca. Para llegar a Senés, municipio en el que pernoctaríamos la última noche.

Antes de seguir, consideramos que es justo agradecer a los trabajadores del consistorio senesino el ofrecimiento para alquilar a buen precio, una noche, de un alojamiento público en uno de los apartamentos propiedad del Ayuntamiento.

El último día tendríamos que correr un poco, pues había que dejar el apartamento, buscar el bar donde dejar la llave, desayunar y recorrer 34 km, para estar a las cuatro, comidos, en el punto de recogida acordado. Así que nos levantamos pronto, subimos al bar acordado, desayunamos y nos pusimos de camino con una niebla un poco densa que nos acompañó hasta que descendimos unos cientos de metros. Lo cual daba al paisaje un curioso aire misterioso.

A la salida de Velefique tuvimos una situación surrealista, pues un vecino que salía de su chalé con el coche, avanzaba por una pista tranquilamente hasta que nos vio. En ese momento, realizó un giro de 180º y, como loco, volvió a su casa y se puso a revisar el vallado. Al llegar a su altura, le saludamos cordialmente y nos preguntó que qué hacíamos por allí, nosotros que íbamos en ascenso, le contestamos que sufrir y parece que al comprobar que no pretendíamos allanar su casa u ocuparla, volvió a coger el vehículo y partió. Qué daño han hecho los medios de comunicación…

A los pocos kilómetros de Velefique se encuentra Castro de los Filabres, es una localidad pequeña, como las últimas que habíamos cruzado, pero lo que más nos llamó la atención fue lo bien cuidadas que se encuentran las huertas a la salida de la localidad por la rambla del Castro, que sería la que durante veinte kilómetros utilizaríamos para descender hasta Tabernas. Y como os hemos contado, hasta Tabernas paisaje típicamente de rambla, vistas del observatorio astronómico de Calar Alto y bromas sobre en qué momento aparecería la banda del Indio o Clint Eastwood y Lee Van Cleef.

En conclusión, un sendero accesible y bien señalizado en líneas generales, aunque algunas balizas requieren de un pronto recambio; algunas etapas mejor que otras, de hecho, se deberían replantear algunos trazados que discurren por ramblas que se hacen eternos y, muy importante, no utilizar estos lugares de escombreras porque dan una mala imagen de un paisaje que, siendo desértico, tiene su atractivo.

1 comentario

  1. Sí, coincido con todo lo que describes en este artículo. Realicé este sendero hace unos meses, y el estado de conservación de la salida por la rambla en dirección a Lucainena desde Tabernas no tiene nombre, es una guarrada toda la suciedad que se acumula y lo sucia que está el agua. También tienes razon con lo que comentas sobre que parece que hay fincas donde la señalización les molesta.

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