El senderismo interpretativo: reformulando una práctica tradicional

El senderismo es una práctica fácil de realizar tanto en solitario como en grupo. Hay quien prefiere la soledad y la unión con la naturaleza y hay quien no concibe una bonita ruta sin la posibilidad de compartirlo con alguien de su agrado. Esta es la diferencia básica entre todos los viajeros: los que disfrutan viajando solos y los que no.
De cualquier forma, realizar una ruta sin conocimiento del medio que se recorre es mucho menos enriquecedor e interesante que hacerlo con la información adecuada. Normalmente, los senderistas realizan una investigación previa más o menos extensa de la zona en cuestión (aunque no siempre) y, en ocasiones, contratan un guía interpretativo para que los acompañe en el trayecto.
Los guías no gustan a todo el mundo porque implican esa idea extraña de viaje organizado, pero en ocasiones no hay nada mejor para exprimir al máximo un sendero que recorrerlo con quien te puede hacer reconocer las peculiaridades del lugar, su fauna, su flora y sus curiosidades históricas.
Pero, ¿hay algo más bonito que caminar junto a tu abuelo por la zona en la que se crió? ¿Escuchar las historias y leyendas que se cuentan sobre los bosques en los pueblos y aldeas cercanas? ¿O aprender a descifrar qué hay de único en el canto de un pájaro o la presencia de una flor?
Esta idea tan tradicional de caminar es la que se retoma cuando se habla de senderismo interpretativo. Un término utilizado para referirse a un senderismo en el que por medio de un guía o documentación especializada se facilita y favorece al visitante la realización de esta práctica y la recreación con el entorno natural o área protegida en la que se desarrolla el sendero.
Los senderos interpretativos, guiados o autoguiados, se pueden plantear con distintos objetivos en mente: para racionalizar y reducir al mínimo el impacto humano en zonas naturales; como ejes de recuperación del patrimonio cultural e histórico; para que sirvan de recurso didáctico e interdisciplinario que favorezca la educación ambiental y la recreación en el entorno natural; o para despertar sensaciones y percepciones entre los senderistas, entre otras.
Es evidente que este tipo de sendero ofrece las dos grandes ventajas de ayudarnos a conocer mejor el entorno por el que caminamos, lo que permite disfrutar mucho más del mismo, y reducir nuestro impacto sobre el medio o lo que se conoce como huella ecológica.
Además, ayuda a las pequeñas comunidades a preservar su entorno y formas tradicionales de vida, dotándolas de valor y generando una actividad económica que revierta en las mismas gracias al turismo que genera.
Algunas asociaciones y empresas en España organizan excursiones guiadas por historiadores, biólogos o profesionales de la montaña. Por otra parte, os animamos a que si este tipo de senderismo no os atrae especialmente, al menos, os acerquéis a los pastores y otros lugareños y preguntéis hasta hartaros. Unos serán más callados y otros se desvivirán por contaros antiguas historias e incluso acompañaros.
Y a los que estáis pensando que tal vez esta sería una buena idea para regenerar la zona en la que vivís, os dejamos unos enlaces que os ayudarán a diseñar y planificar vuestros propios senderos interpretativos:

Por si tenéis alguna duda sobre cómo aplicar estas ideas en España, os dejamos un enlace al Manual de Senderismo del Comité de Senderos de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada.

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