Qué bonita la naturaleza, el pajarillo cantando al sol, las cabritas, el riachuelo que pasa, los enormes árboles creciendo hacia la luz, las piedras del camino, los matorrales, los pañuelos usados detrás del susodicho matorral, la botella DE CRISTAL de cerveza justo al ladito de la piedra más cómoda que puedas ver y, posiblemente, bien acompañada de la ‘latica’ de aceitunas de turno medio enterrada y llena de colillas, los papeles de las ‘chuches’ que llevaron los pequeños excursionistas y… SORPRESA un pañal sucio que unos amantísimos papás aficionados a la montaña dejaron cerca de un refugio hasta donde llevaron a su pequeño vástago en una moderna, respetuosa y colorida mochila de montaña.
Hasta aquí todo reconocible. Domingueros, excursiones escolares, señoras estupendas que, con sus estupendas botas de montaña (las más caras de la tienda más barata y conocida que hayan podido encontrar), deciden mostrar a los animalillos sus estupendos traseros para después dejar su papel marcando el lugar. Deportistas demasiado centrados en su marca como para guardarse el envoltorio en el bolsillo de donde salió.
La montaña es barata y libre… Y en estas dos afirmaciones está encontrando su perdición. A los amantes de la naturaleza nos encantaría poder alegrarnos de que la montaña y los deportes de montaña esté de moda, pero resulta descorazonador hacerte kilómetros y kilómetros en coche hasta lo que pata ti es un “santuario natural” y a cada metro encontrar la huella del cerdo, con perdón del animal, que pasó antes que tu.
De la montaña se debe salir con las mismas cosas con que entramos; en ocasiones con alguna más, si es que decidimos llevarnos basura ajena, pero nunca con menos.
Si veis a algún, senderista, alpinista, runner, biker, paseante o dominguero dejar una huella “no ecológica en el monte” os exhortamos a llamar su atención. Nosotros haremos lo propio. Si no lo hacen por respeto a la naturaleza, al menos que lo hagan por vergüenza.
Así es. Cada vez que estoy en ruta caminando por montes y campos, lo que peor llevo es ver la cantidad de imbéciles que han pasado por allí dejando su huella. He llegado a ver una lavadora tirada desde un precioso mirador sobre un acantilado en El Bierzo y eso me hace preguntar hasta dónde llega la idiotez de algunos bestias. ! Si era menos trabajoso llevarla hasta un vertedero ¡.
Los hay maleducados (la mayoría) y los hay malintencionados. Hay que luchar para que ambas sean especies a extinguir.
Hay gente que con la escusa de que es biodegradable deja las peladuras de platanos y naranjas. En la cumbre y no se dan cuenta que son mas bien biodesagradables y. Que tardan demasiado tiempo en desaparecer parece que es un ritual el ser un cochino en las cumbres