Un GR visto de otra forma

Pregonda

Experiencia de senderismo en autosuficiencia

Ha sido un fin de semana diferente, especial y por qué no decirlo, curioso y sorprendente por varios motivos.

Normalmente, cualquier animal que esté en su hábitat está cómodo, seguro. El humano es el único animal que aun estando en su hábitat, si le cambias algunos parámetros de la ecuación, si le sacas de su zona de confort, le descolocas toda esa tranquilidad y confianza, y haces de él alguien dubitativo e indeciso.

En ‘mi’ GR estoy segura, tranquila; por qué no decirlo, feliz, lo conozco, sé cómo es, cómo se comporta, lo que voy a encontrarme, lo que puedo esperar de él.

Pero este fin de semana he sido consciente de que hay caras del GR-223 que desconozco, que me son ajenas.

Mis salidas son casi siempre en soledad, a pie, jornadas de un día, normalmente de ida y vuelta a no ser que la ruta pueda ser circular.

Vas, disfrutas, das la vuelta y regresas sobre tus pasos para recoger el coche que te ha llevado al punto de inicio, y regresas a casa para descansar en tu cama y disfrutar del merecido descanso.

En esta ocasión, el plan era ver cómo se comportaba el GR-223 en plan travesía de autosuficiencia. Y no, no me he lanzado a la aventura en solitario, me he dejado convencer, aconsejar y acompañar por SenderosGR… como no 🙂

Ha sido una experiencia singular… tenía la responsabilidad de dar a conocer ‘mi’ GR a quien me facilita la posibilidad de enseñaros post a post las particularidades del Camí de Cavalls… no era nada del otro mundo, pero para mí era una responsabilidad importante. Disponer de poco más de 30 horas para que alguien se lleve una impresión general de un GR de 185 km’s no es sencillo.

¿Qué le enseñas, el norte o el sur?
¿Cuántos km’s le pones por delante en cada jornada?
¿El desnivel lo tenemos en cuenta?
¿Estará en forma?, ¿lo estarás tú?

Opté por no preguntar, por intentar sorprender, así que planeé en el más absoluto silencio y únicamente cuando tuve a SenderosGR delante de mí, le enseñé el mapa de la isla y le dije, ‘iremos de aquí hasta aquí… ¿te parece bien?’ y sonrió 🙂

Iniciábamos nuestra travesía con ilusión… Él con la ilusión de quien destapa una caja envuelta en papel de regalo de la cual tienes una ligera idea de qué contendrá, pero sin saber a ciencia cierta qué esperar… Yo con el recelo por saber cómo se comportaría mi cuerpo a una noche bajo las estrellas, sin el confort al que día a día nos hemos acostumbrado.

Nuestra primera jornada empezó en una playa que nos esperaba con un denso manto de niebla cubriéndola, como si quisiera que la descubriéramos poco a poco. Y lo hicimos, vaya si lo hicimos… La admiramos, la fotografiamos, la disfrutamos y la cruzamos con cuidado para dejarla intacta y espectacular, tal y como la habíamos encontrado.

Playa de Cavalleria
Playa de Cavalleria – GR223 – Camí de Cavalls

Se haría largo enumerar las impresiones, emociones y semblantes que se le queda a alguien cuando por primera vez recorre la costa norte de la isla de Menorca, así que como éste no es el objetivo de este post, sólo diré que la experiencia fue calificada con una nota bastante alta y positiva. Vamos, que quiere repetir 🙂

Así pues, recuperemos el propósito de este post, que es intentar describir la experiencia de alguien neófito en el arte del senderismo de autosuficiencia.

El tema es cargar en la mochila, tu saco, el alimento que consideres necesario, agua, prendas de abrigo, utensilios varios, un montón de ilusión, ganas y lanzarte al campo, al monte o a la montaña… o sea, a cualquier lugar lejos de la civilización y cuanto más sólo y solitario mejor que mejor.

El día transcurre como cualquier otra salida al campo que puedas haber hecho con anterioridad. En cambio, cuando se acerca el atardecer, cuando ves que el sol va dejando caer sus últimos rayos de luz es cuestión de pensar en localizar un lugar donde pasar la noche.

No, no vale cualquiera… en ese momento los consejos y recomendaciones de alguien que sabe, como SenderosGR fueron muy útiles. Tanto a la hora de decidirnos por un lugar en concreto en donde establecer nuestro centro de operaciones, como para decidir que y como hacer las cosas.

Una vez acomodados, llega la hora de la cena. Evidentemente no cazamos, ni pescamos… dejamos que los animales tengan una vida tan larga como puedan. Llevábamos víveres como para no tener que comernos unos a otros 🙂

Prohibido hacer fuego al aire libre, porque no sabes que puede ocurrir, porque es muy sencillo liarla parda, tener un problemón de los gordos y verte envuelto en una situación no muy agradable.

Mejor opta por soluciones alternativas. SenderosGR optó por un hornillo Biolite, elección acertada y útil (más info en breve).

Botas Senderos GRLlega el momento en que la luz desaparece, en que, o tiras de tecnología para alumbrarte, o haces uso de la luz que te ofrece la luna. Tuvimos suerte, faltaban apenas unos días para tener luna llena, así que teníamos visibilidad suficiente como para no tener que encender artilugio alguno para alumbrarnos.

No obstante, seguimos los instintos naturales y a la ausencia de luz natural le acompañó la decisión de meterse en el saco. Eran las seis de la tarde.

Tras unas cuantas vueltas en el saco y tras intentar encontrar la posición más cómoda acabas durmiéndote y aún cuando piensas que no sera posible, concilias el sueño…  Cuando vuelves a abrir los ojos has cambiado ya de día.

Si se te ocurre sacar las manos, la nariz o dejar al aire cualquier parte de tu cuerpo, hace frío, claro que hace frío, estamos en diciembre.

¿Solución? Te tapas, así de sencillo 🙂

Si dispones de un buen saco, si el aislante que utilizas para evitar la humedad del suelo hace su trabajo, y si tienes la precaución de abrigarte lo suficiente, una noche bajo las estrellas en pleno mes de diciembre es posible. No sólo es posible, sino que es una gozada.

¿Mi regalo de bautismo como gerrerista aventurera y arriesgada?

Cuando a eso de las 5 de la madrugada SenderosGR va y me dice… ‘eh!, mira al cielo’.

Y yo obediente (sí, por una vez obedecí :D), saco la cabeza, abro los ojos y miro al cielo.

Cielo despejado, fondo negro, luna clara y preciosa y las estrellas… montones de ellas y cuanto más tiempo permaneces con la vista en el cielo, más aparecen.

Tienes el cielo por montera, un universo al alcance de tus ojos, nunca mejor dicho.

Y de repente lo que ninguno de los dos nos esperábamos… una estrella fugaz aparece y desaparece casi de forma inmediata, pero la vio… Él, yo no.

‘¿La viste?’ me pregunta, pues va a ser que no… Cachis, pienso… Ya es mala suerte, por una noche que paso haciendo el indígena y duermo al raso, no veo el regalo que el universo nos brinda.

Y no había ni terminado con mi pensamiento que, sin pensar y de forma casi automática, suelto un ‘¡otra!’.

Atardecer en el GR223

A partir de ahí, creo que los de arriba creyeron que éramos dignos de contemplar el espectáculo que nos esperaba, multitud de estrellas fugaces fueron cayendo ante nuestros ojos mientras no dábamos crédito a lo que estábamos viendo desde el confort y la comodidad de nuestros sacos.

Hoy sabemos que eran las Gemínidas que nos saludaban y nos alentaban a realizar más salidas de ese tipo para poder disfrutar de las maravillas que nuestro planeta pone a nuestra disposición si estamos dispuestos a darle una oportunidad.

El súmmum fue una estrella fugaz espectacular que tardó varios segundos en desaparecer y que era muchísimo más brillante que todas las anteriores.

Un placer para los sentidos, para el alma y para el corazón. Fue un espectáculo irrepetible en una situación inmejorable. Imágenes como las que pudimos disfrutar hacen que vuelvas a dormirte con una sonrisa en los labios… una gozada.

Si en diciembre un vivac es posible y hasta agradable, no quiero ni imaginar cómo de reconfortante puede llegar a ser un vivac en primavera o en otoño.

¿Qué me llevo de esta experiencia?

Que debemos dejarnos aconsejar por los expertos, por quien tiene una visión diferente de la nuestra, por quien nos ofrece la posibilidad de vivir nuevas experiencias.

Que el hecho de que no lo hayas hecho, ni te lo hayas planteado nunca, no implica que sea algo inviable. ¡Todo lo contrario! Probablemente es que todavía no era el momento correcto, pero si tienes paciencia, todo llega. En cuanto se te presente la oportunidad, ¡aprovéchala! Únicamente después de intentarlo, estarás en disposición de tener una opinión y de decidir si quieres o no repetir.

Que somos capaces de adaptarnos a cualquier situación si las circunstancias lo requieren, ergo, somos mucho más fuertes de lo que jamás llegaremos a imaginar.

Que la tierra gira o el universo se mueve… no podría asegurarlo… sólo duérmete con el dibujo que las estrellas forman sobre ti, despierta unas horas más tarde y ya no están, se han movido, te has movido. Es impresionante darse cuenta de lo insignificantes que somos y a la vez lo importantes que podemos llegar a ser si se nos juzga por nuestros actos.

Que si pones de tu parte, 48 horas con un desconocido pueden convertirse en algo agradable que guardarás con cariño en la memoria.

Que si le das una oportunidad al ser humano, puedes hasta sorprenderte gratamente.

Que aceptar una oportunidad de colaboración con SenderosGR puede depararte experiencias tan alucinantes como inimaginables como esta.

Que quiero más experiencias nuevas, quiero aprender más, quiero repetir, quiero mejorar…

He disfrutado como una enana de esta nueva forma de vivir un GR.

Más salvaje.
Más solitaria.
Más en armonía contigo mismo y con la naturaleza.
Más genuina.
Más real y única.
Más sostenible.
Más rentable.
Más respetuosa.

Gracias SenderosGR por esa oportunidad, gracias por darme la opción de entender y compartir vuestra forma de disfrutar los GR’s.

Me gusta.
¡Me apunto!

Cala Barril
Cala Barril – GR223 – Camí de Cavalls

2 comentarios

  1. Bienvenida a la autosuficiencia, welcome to the wild side of life!!!.
    Esperamos que tengas mas salidas como esta y nos las cuentes.

  2. Thanks a lot Boss!! 😀
    Próximo reto, tienda de campaña 😉

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