GR 250. Camino del Apóstol. Etapa 6. Bullas-Caravaca de la Cruz

Árboles de hoja caduca junto a camino asfaltado

Por fin ha llegado al día en que hemos de culminar este GR que, a través de sus casi 160 kilómetros, nos ha mostrado los enormes contrastes que distinguen a la Región de Murcia.

La de hoy, como no puede ser de otro modo, es una jornada especial: después de tantos días de caminar en soledad, tras tanto tiempo de disfrutar recorriendo las distintas etapas para luego sufrir la apatía y el aburrimiento que las tardes me han deparado; acumulados tantos pensamientos, recuerdos y sentimientos, se impone el romanticismo tópico pero cierto de la llegada al destino fijado.

Y es que los Caminos de la Cruz poco tienen que ver con el Camino de Santiago, cuya comparación es inevitable. Éste es un recorrido milenario, y la fuerza de atracción ha arraigado de tal modo en toda la sociedad que es Patrimonio de la Humanidad. Nuestras peregrinaciones a Caravaca tienen un carácter más modesto, aunque diversas cualidades lo hacen enriquecedor y suficiente en sí mismo para justificar plenamente su realización.

Son nueve los recorridos que llevan a Caravaca de la Cruz: el GR 250 que hemos relatado aquí; el GR 251 Camino del Altiplano, que nace en Yecla; el GR 252 Camino del Bajo Guadalentín, cuyo punto de inicio es Mazarrón; el GR 253, que da comienzo en Águilas; y luego, sin estar homologados por la Federación de Montañismo de la Región de Murcia, tenemos el Camino del Lignum Crucis, con origen en Granja Rocamora (Alicante); el Camino de Andalucía, partiendo desde el Collado Almacilón, límite provincial con Andalucía; el Camino de San Juan, desde Cañada de la Cruz; y el Camino del Campo de Cartagena, una alternativa a nuestro GR 250. La más reciente incorporación es, asimismo, la más ambiciosa, pues propone la salida desde Puente la Reina, en Navarra.

Ciñéndome a los cuatro itinerarios homologados, que son los que he podido realizar hasta la fecha, debo decir que son absolutamente recomendables, si bien exigen una forma física apta. Y es que, repito, esto no tiene nada que ver con el Camino de Santiago. Aquí la infraestructura es mínima (en correspondencia a la demanda, igualmente mínima, que tienen estos senderos). Esto hace que, mientras en el Camino Jacobeo disponemos de albergues en cada aldea o pueblo que vamos atravesando, cada pocos kilómetros, aquí se reduce a opciones únicas, que incluso en ocasiones nos ha obligado a desviarnos del trazado para pernoctar o, incluso, vivaquear (esto es, dormir al raso).

Y esto le da un valor enorme a las experiencias acumuladas al recorrer estos Caminos de la Cruz (sin caer en ninguna mitificación barata). Cuando uno tiene que encarar jornadas de más de 30 kilómetros (y hasta 40); o desviarse 3 kilómetros (que luego hay que recuperar) únicamente para comprar agua; o dormir en una celda del jumillano Monasterio de Santa Ana, bien cuidado por sus amabilísimos monjes; o invertir cerca de una hora en encontrar la perdida senda de subida que nos permita continuar hasta Moratalla desde el río Alhárabe; o la propia soledad que ha dominado todas las jornadas (a excepción de un par de ellas, que hice acompañado de mi esposa). Todas estas y otras tantas experiencias enriquecen y ensanchan el alma de aquél cuya disposición es positiva; no ocurre esto en el momento que sucede, sino días o semanas después; son sensaciones que se quedan fijadas a uno, y a las que puede acudir de forma recurrente.

Con esta disposición positiva hasta el entusiasmo a la que me refiero enfrentaba la última etapa del Camino del Apóstol, que me pondría, tras 26 kilómetros, en el Santuario de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca.

La salida de Bullas es bien conocida, pues la he transitado varias veces gracias a los distintos PR’s que pasan por allí, los cuales, dicho quede, son muy recomendables. En dirección a El Chaparral conectamos con el trazado original de la ruta férrea Murcia-Caravaca en el que es, sin duda, su tramo más bonito y agradecido.

A un par de kilómetros nos abandona el PR-MU 30.1, que se introduce en el increíble Barranco de la Regidora hacia las Bodegas Carrascalejo. Me detengo aquí, porque estamos ante uno de los lugares más bonitos que, como senderista, he visitado por el interior de la Región. Además, se puede recorrer con niños, pues está convenientemente adaptado con pasarelas de madera, y su distancia no superará los dos kilómetros (de ida).

Hoy, sin embargo, continuamos nuestro camino en dirección a Cehegín. Entre un frondoso y verde bosque de pinos andamos cómodamente. Sólo el paso de coches por la cercana autovía nos recuerda la rutina de un martes cualquiera, de la que he tenido la fortuna de escapar. Pasamos por el largo puente sobre el Arroyo del Padre Pecador para, poco más tarde salir a campo abierto, con excelsas vistas a las verdes tierras de Cehegín.

Pasamos bajo las ruinas de Begastri y llegamos a las inmediaciones de la vistosa ciudad de Cehegín, aunque la vía verde la circunda por la periferia, poco atractiva. Antes de atravesar un polígono paro a desayunar. No tardamos en cruzar Cehegín; a la salida nos espera el último túnel de esta Vía Verde del Noroeste. Éste es de los largos, y está iluminado. A continuación alcanzamos el precioso y monumental puente sobre el río Argos. Todo el que haya ido de Cehegín a Caravaca (o viceversa) por la carretera antigua lo habrá admirado.

Estamos a punto de llegar a la arboleda de entrada a Caravaca, de gran belleza gracias a la caída de hoja propia del otoño en que nos encontramos. A la mitad de la misma, giro a la izquierda para introducirnos brevemente por caminos de huerta, hasta que, finalmente, alcanza la estación final: Caravaca de la Cruz, hoy convertida en albergue y restaurante.

Es momento de entrar a la ciudad de Caravaca. Como siempre, el seguimiento de las señales se complica en núcleos urbanos de entidad. Aquí hay señalización suficiente, pero es más difícil detectarla en farolas, semáforos y señales que en piedras, paredes y otros elementos naturales y rurales. Tras una subida pronunciada accedemos al centro, giramos a la izquierda y seguimos las marcas, que nos pasean por el casco antiguo presumiendo de ciudad monumental, hasta que, tras la subida final, nos planta ante la puerta del Santuario.

He recorrido 160 kilómetros en seis días absolutamente preciosos que quedan para el recuerdo. Espero, en el futuro, repetir este Camino del Apóstol, esta vez acompañado, para comparar y compartir experiencias.

Tras éste habré de realizar otros Caminos de la Cruz que han resultado igualmente excepcionales, y de los que espero hablaros en este mismo lugar.

FICHA TÉCNICA:

FECHA DE REALIZACIÓN: 25 de noviembre de 2014.
RECORRIDO: Bullas-Caravaca de la Cruz.
DISTANCIA TOTAL: 25’9 kilómetros (aprox.)
TIEMPO: 6 h.
DESNIVEL: 115 m. (aprox.).
DIFICULTAD: Baja.
RECOMENDACIONES: La Vía Verde del Noroeste, en todo su esplendor hasta las ruitas de Begastri; la panorámica de Cehegín, aunque no entramos al núcleo urbano; el túnel a la salida de Cehegín y el largo puente sobre el río Argos; las primeras vistas de Caravaca de la Cruz, destino de nuestra ruta de peregrinación; la entrada a Caravaca por su bella arboleda; Caravaca de la Cruz, una ciudad preciosa; la llegada al Santuario de la Vera Cruz.

MÁS INFORMACIÓN: Los Caminos de la Cruz; Senderos GR

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