Reforestar al Tun Tún: ¿Un acto de amor por la naturaleza o una amenaza ecológica?

Hace unos días, en nuestra Asociación surgió un interesante debate. Una persona se puso en contacto con nosotros a través de “Caralibro” (Facebook) para que diéramos difusión a su blog, en el que narra sus experiencias como reforestador amateur.

A primera vista, parecía una iniciativa positiva. Nuestra reacción inicial fue la de apoyar su causa: ¿por qué no difundir algo que aparenta ser beneficioso para el medio ambiente? Pero ojo: el buenismo ecológico, por bien intencionado que sea, puede generar más problemas que soluciones. No dudamos de sus conocimientos, pero en temas medioambientales las buenas intenciones mal encaminadas pueden tener consecuencias graves.

La reforestación casera: ¿Una solución o un riesgo?

La propuesta de este bloguero consiste en recoger semillas y esparcirlas en la naturaleza. A simple vista suena bonito, ¿verdad? Sin embargo, este tipo de acciones deben tomarse con extrema precaución. A lo largo de mi formación y experiencia profesional, he sido testigo de errores ecológicos graves cometidos tanto por personas bienintencionadas como por administraciones. Muchos de estos errores todavía tienen impacto hoy en día.

La introducción de especies vegetales o animales en hábitats donde no pertenecen puede provocar un desequilibrio ecológico enorme. Esto es algo que ocurre incluso sin mala intención. De ahí la importancia de actuar con conocimiento y responsabilidad.

Especies exóticas vs especies invasoras

Conviene aclarar un concepto clave en ecología: no todas las especies exóticas son peligrosas, pero sí pueden llegar a serlo. Una especie exótica es aquella que se introduce en un ecosistema distinto al suyo de origen. Por otro lado, una especie exótica invasora es aquella que no solo se adapta, sino que desplaza o daña a las especies autóctonas, ya sea por transmisión de enfermedades, competencia por recursos o expansión descontrolada.

Ejemplos de introducciones fallidas que afectaron a la biodiversidad

  • El cangrejo americano (Procambarus clarkii): Fue introducido con fines comerciales por el extinto ICONA. El resultado fue la casi extinción del cangrejo autóctono, debido a enfermedades para las que no tenía defensas.
  • Liberación de visones en la sierra de Madrid: Un grupo de activistas liberó visones de una granja peletera. Aunque rechazamos el uso de animales para ropa, su liberación sin control en un ecosistema ajeno provocó la muerte de múltiples especies nativas. Un acto con buenas intenciones, pero pésimas consecuencias.
  • Rabo de gato (Pennisetum setaceum) en Alicante: Fue plantado por motivos ornamentales sin estudios previos. Hoy es una especie invasora imparable en gran parte del sur de la provincia y la Región de Murcia, desplazando a especies autóctonas.

¿Quién debe reforestar?

Existen numerosos casos de introducción irresponsable de especies por parte de cazadores, pescadores, jardineros aficionados, administraciones y activistas. Por ello, es fundamental dejar este tipo de intervenciones en manos de profesionales medioambientales, que actúan bajo criterios científicos y ecológicos.

No estamos en contra de la intervención humana en la naturaleza; al contrario, somos conscientes de que el medio está profundamente antropizado. Pero cualquier acción debe realizarse de forma lógica, planificada y con conocimiento de causa.

Conclusión: Reforestar sí, pero con cabeza

Reforestar es una acción noble y necesaria para combatir la degradación ambiental y el cambio climático. Sin embargo, el activismo ambiental sin respaldo técnico puede transformarse en una amenaza silenciosa para los ecosistemas.

Por eso, antes de dispersar semillas sin control, informémonos, consultemos a expertos y apostemos por una reforestación responsable y sostenible.

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