La penúltima etapa del GR 7 en Cataluña, parte desde la localidad de Paüls por una carretera estrecha que conecta el sendero con la ermita de Sant Roc, llegando también al área recreativa homónima al término de la carretera. En este punto, la ruta comienza a subir por una senda, cómoda en un primer tramo, con la que bordeamos la falda de la Moleta del Camp. Así, el sendero se encuentra con una pista que asciende hasta una casa con terrazas de olivos y, subiendo por las terrazas, encuentra un camino a la derecha en la última de ellas.
avituallamiento para el camino y para cenar pues esta noche no tenemos ningún sitio oficial a la vista.
El sendero continúa por el camino, cruzando más adelante una portilla e iniciando un tramo de ascenso en el que, a mano derecha, vamos dejando el barranco del Camp. Tortosa y el Delta del Ebro también aparecen en el paisaje antes de que el camino comience a serpentear hasta llegar a un collado entre La Tossa y la Moleta del Camp. Desde aquí, el sendero prosigue por un tramo más suave que, entre rododendros, alcanza la cuerda de la sierra, bordeando entonces el Pic Espina por el este y siguiendo la línea de cumbres, primero a mano izquierda y, luego, a la derecha.
Al dejar atrás el coll de Carabasses, el GR 7 llega a una pradera en la que se sitúa la nueva construcción del refugio de Les Clotes, de 2008, la cual deja atrás para continuar su rumbo bordeando las laderas. Así, el sendero llega a la altiplanicie del Clot de la Foia y, ahora casi sin desnivel, avanza hasta cruzar una pista y llegar después al sur del final del plano. Entonces, comienza un fuerte descenso en dirección a una nueva pista que, hacia la derecha, conecta el itinerario con las casas de Mascar. Desde aquí, el GR 7 continúa su camino tomando, más adelante, un sendero a mano izquierda que asciende hacia el refugio del Caro, penúltima parada de la etapa 23 del GR 7.